PsicologíaPsicología y neuropsicología

La influencia del deporte en el bienestar emocional de los niños

Cada vez más, los psicólogos infanto-juveniles nos encontramos con quejas de los padres porque sus hijos no quieren practicar deporte o, en caso de que lo practiquen, normalmente con la llegada de la adolescencia, lo quieren dejar.

Todos somos conscientes que antes, cuando los niños no utilizaban tan a menudo los móviles y videojuegos para entretenerse, el sedentarismo y la obesidad (alrededor del 45% de los niños la sufren en España) no eran tan acusadas en estas edades, puesto que el tiempo libre del niños incluía mucha más actividad física.

A nivel psicológico, el deporte comporta grandes beneficios: en el desarrollo y la estabilidad personal y en las habilidades sociales.

Está demostrado que cuando los niños practican deporte regularmente, su capacidad de concentración aumenta y su coordinación visual y motora son más eficientes, por el que, en consecuencia, su rendimiento académico es mejor. Aquí tenemos que añadir que también duermen mejor, un aspecto clave para mantener el buen rendimiento académico y la estabilidad emocional. 

El deporte ofrece a los niños la posibilidad de adquirir valores, habilidades y capacidades personales que mejoran su competencia social y su adaptación, al mismo tiempo que favorecen su bienestar emocional:

  • Compañerismo, aprendiendo la importancia del trabajo en equipo para conseguir los objetivos.
  • Aumento y mejora de las relaciones sociales.
  • Superación de retos, resolución de problemas y aumento de la tolerancia a la frustración.
  • Constancia, disciplina y la importancia de respetar las normas.
  • Capacidad de empatía, es decir, ponerse en el lugar del compañero que falla o del rival que pierde, siendo más sensibles a las emociones de los otros y del  mismo modo, aprendiendo también a gestionar sus emociones.
  • Aumento de la confianza en ellos mismos y de su autoestima.
  • Mayor autonomía e independencia.
  • Reducción de las posibilidades de sufrir estrés, ansiedad y depresión.
  • Disminución de las actividades sedentarias y el uso de móviles y videojuegos.


Todos estos beneficios los obtendrán siempre y cuando la presión, los intentos de motivarlos y el trato que reciban por parte de los adultos (padres y entrenadores), sean positivos y no contraproducentes. Estas situaciones las encontramos sobre todo cuando los niños empiezan a competir, y les pueden generar sentimientos de bloqueo que provoquen el contrario del que pretendían: una bajada del rendimiento deportivo, sobre todo en adolescentes, acompañada de sentimientos de insatisfacción y desmotivación verso el deporte.

  • Como padres, algunas de las claves para animar y mantener la práctica deportiva en los niños y adolescentes, podrían ser:
  • Practicar actividades físicas con ellos.
  • Que el hijo sea quién escolli la actividad deportiva que quiere practicar.
  • Darle libertad para probar diferentes actividades y deportes.
  • Elogiar el esfuerzo más que el resultado, tan cuando pierdan cómo cuando ganen.
  • Hacer comentarios individuales y del equipo.

 

Inma Chacón - Colegiada 18.944

Psicóloga Infantil y Juvenil de Policlínica Guadalupe

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