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Tu salud ocular
El desarrollo normal del sistema visual comienza desde el nacimiento, aumenta rápidamente hasta los 3 ó 4 años y continúa mejorando paulatinamente hasta que se completa a los 8 ó 9 años. Hasta esta edad hablamos de “período crítico o sensible”, debido a que la corteza visual del cerebro es frágil y aun no está completamente desarrollada.
¿Cuál es la edad ideal para acudir con su hijo al oftalmólogo?
En general se debe acudir al oftalmólogo a partir de los 3 ó 4 años. En niños menores de 3 años cuando se presenta alguna alteración visible como por ejemplo: un reflejo blanco en la pupila (leucocoria), desviación de un ojo o ambos (estrabismo), movimiento ocular anormal, la caída de un párpado (ptosis palpebral), el antecedente de algún defecto visual en los padres o simplemente la sospecha de que el niño pueda tener dificultad en la visión. Es decir, cualquier alteración notada por los padres o por el pediatra a cualquier edad debe ser evaluada por un oftalmólogo.
¿En qué consiste la revisión oftalmológica en niños?
La revisión oftalmológica básica la realiza el pediatra desde el nacimiento a través del examen físico, en edades en que el niño no se comunica verbalmente, haciendo énfasis en el reflejo pupilar, el seguimiento de objetos, la alineación ocular, el movimiento ocular, la coordinación mano-ojo. A partir de los 3 a 4 años se realiza además un test de agudeza visual, que es cuando el niño comienza a colaborar y es capaz de reconocer dibujos o letras. Además, el oftalmólogo realiza la graduación con unas gotas que producen dilatación de la pupila y permiten conocer con fiabilidad la graduación o dioptrías que tiene el niño y poder examinar el fondo de ojo.
¿Cuáles son los problemas visuales más frecuentes que podemos encontrar en los niños?
En los niños podemos diagnosticar defectos refractivos como hipermetropía, miopía o astigmatismo. Además, cualquiera de estos defectos puede acompañarse de estrabismo (desviación ocular) o ambliopía u “ojo vago” (disminución de la agudeza visual producida por un desarrollo visual anormal en edades precoces de la vida). El ojo vago requiere especial atención. Es una condición prevenible y reversible si se diagnostica precozmente y nos permite iniciar tratamiento con corrección óptica (gafas) y /o parches oculares. Por el contrario, un diagnóstico tardío en un niño después de los 8 años puede no tener ya tratamiento y quedar con una visión limitada de forma permanente.
¿Y en adultos? ¿Cuándo debemos acudir al oftalmólogo?
A diferencia de los niños, los pacientes adultos suelen acudir al oftalmólogo cuando comienzan con síntomas de presbicia o vista cansada alrededor de los 40 a 45 años (pérdida de la capacidad de enfoque con visión borrosa de cerca y necesidad de alejarse los textos para leerlos), a menos que tengan algún problema visual previo.
Sin embargo, existen enfermedades oculares “silentes o asintomáticas” como el Glaucoma que pueden aparecer en cualquier momento y sólo se diagnostican en revisiones oftalmológicas rutinarias. Otras enfermedades como la diabetes mellitus o la hipertensión arterial, tan frecuentes en nuestro medio, requieren control por el oftalmólogo. En ancianos no debemos olvidar la catarata que produce una disminución de la visión de forma lenta y progresiva.
Por lo tanto, recomendamos una revisión oftalmológica anual tanto en niños a partir de los 3 a 4 años como en adultos, para poder detectar precozmente cualquier alteración que pueda aparecer con el crecimiento en los niños o con la edad en la etapa adulta.